1° de MAYO “DIA DEL
TRABAJADOR”
“LA UNICA CLASE…”
Así definía a la clase obrera, el ideólogo de unos de los
artículos más importantes de nuestra Constitución Nacional, cuyo ejemplo de
persona y de militancia, nos marcara el camino dentro de nuestra historia
radical y nos enseñara que la perseverancia en la lucha por los derechos de los
trabajadores debe ser un apostolado donde no puede haber espacios para las claudicaciones de ningún tipo.
Decía CRISOLOGO LARRALDE:
"La clase obrera, la única clase, porque de su carne y de su sangre
nacieron el sabio, el descubridor, el estadista, el sacerdote, el guerrero y el
pacifista, el revolucionario y el verdugo, el poeta y el santo y hasta el rico…
esa clase única está marchando y si no se demora en tratos venales, ni en la
faena mercantil de su propio destino, llegara al campo abierto de la vida en libertad,
con derechos totales, con seguridad y fuerza para afirmar el bienestar humano.
Entonces todos seremos obreros de alguna obra"
Bastaría con dar un breve repaso sobre la historia de este
incansable defensor de las libertades
políticas para saber que su derrotero no ha sido en vano, que las banderas del
ideario radical siguen enarboladas por la vigencia del legado de su obra:
El
Artículo Nº 14
bis de la Constitución Nacional:
“El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes,
las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor;
jornada limitada; descanso y vacaciones pagadas; retribución justa; salario
mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las
ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la
dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado
público; organización sindical libre y democrática reconocida por la simple
inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los gremios: Concertar
convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el
derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias
para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la
estabilidad de su empleo. El Estado otorgará los beneficios de la seguridad
social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley
establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades
nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas
por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir
superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección
integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación
económica familiar y el acceso a una vivienda digna para vivir.”
Aquí están consagrados todos nuestros derechos, los de los
trabajadores. El Estado solo tiene que cumplirlos, independientemente de los
gobiernos democráticos de turno. Será la historia la que determine quienes
tuvieron la voluntad política de hacerlo.
Podrán cambiar los tiempos, pero la historia no es solo un “relato
oficial” basado en la “sintonía fina” del “vamos por todo”… la historia ya está
escrita y cada uno de los actores políticos de la misma deberá hacerse cargo de la parte que le toco escribir.
La clase obrera tiene memoria y no olvida…
Nosotros, los trabajadores radicales tenemos nuestra propia
historia escrita en las páginas del gremialismo argentino, una pertenencia
germinada desde la militancia de base en aquellas organizaciones identificadas
dentro del sindicalismo combativo, porque ya existía un sindicalismo antes de
Perón y porque hoy existe otro sindicalismo más allá del peronismo.
Sostenemos fervientemente que la defensa de los derechos de
los trabajadores y de su dignidad como tales, debe ser entendida como una lucha
de tipo laica sin distinción de credos políticos y que la misma no debe estar
sujeta a las concepciones verticalistas propias de las corporaciones
partidarias, sino que tiene que ser una instancia superadora de las ideologías
para convertirse en una herramienta capaz de transformar la realidad social,
donde la clase obrera fue y será siempre un actor fundamental y protagonista preponderante
de dichas transformaciones.
Esta clase obrera, a la que pertenecemos todos, es la misma
clase que debió soportar, ya en democracia, las consecuencias de la política
neoliberal en los 90. Hubo una fiesta y los trabajadores nunca fuimos invitados
(jamás asistiríamos por cierto), pero la fiesta la tuvimos que pagar entre todos.
Los que hoy aplauden este modelo nacional y popular, ayer vitoreaban al
caudillo que aniquilaba las conquistas laborales, en connivencia con las
corporaciones gremiales y su dirigencia entreguista. La llamada “revolución
productiva”, que dejo miles de compañeros fuera del sistema, arrasó con sus
privatizaciones y la reforma del estado, a toda una franja clasista que jamás
pudo acceder a la malograda reconversión laboral. Distintos nombres, según la
época, de un mismo apellido: “el peronismo”. De esto, y otras cosas más,
deberán rendir cuentas ante el tribunal de la historia y de la memoria.
Pero todo tiene un límite moral y los trabajadores no
queremos seguir pagando fiestas a costas de nuestra dignidad y de nuestros
salarios, porque concebimos al Estado Nacional como el garante de las políticas
para los tiempos y no como una unidad básica donde el pragmatismo coyuntural
confunde soberanía con negociados, democracia con populismo y la republica con
el partido.
Vamos a defender nuestras conquistas y los derechos que nos
asisten como trabajadores desde nuestros puestos de lucha, desde la militancia
de base, desde los espacios que ocupamos como dirigentes gremiales pero por
sobre todas las cosas, desde nuestros principios doctrinarios acerca de cómo
concebimos al movimiento obrero, un movimiento autónomo partidariamente, pleno
de participación democrática, basado en el debate superador de ideas y en el
respeto por el que piensa distinto.
Exigimos como brazo gremial del radicalismo retomar la
discusión sobre temas puntuales que modifican permanentemente nuestra realidad como
trabajadores y que este gobierno no pretende debatir, porque el modelo no lo
permite o porque simplemente para el poder no son temas nacionales y populares.
Como trabajadores radicales queremos dar el debate y exigimos
respuestas a los planteos realizados por
la UCR, sobre el 82% móvil, sobre el manejo transparente de los fondos
sindicales y sus obras sociales, como así también sobre la derogación del
impuesto a las ganancias de nuestros salarios, cuya concepción para el
radicalismo es el de una prestación de carácter alimentario que no puede ser objeto
de impuestos con fines confiscatorios.
En cuanto a los últimos acontecimientos cargados de
violencia, declaramos que ninguna interna gremial debe resolverse a los tiros,
porque no es una práctica democrática el hacerlo. Esa metodología corresponde a
viejas épocas que esta dirigencia sindical corrupta, entreguista y claudicante
aun sostiene. Como parte del movimiento obrero no vamos a permitir que se
mancille la institucionalidad de las asociaciones sindicales por disputas de
poder internas y personales.
“Los sindicatos no son de los peronistas, ni de los
radicales, ni de los socialistas, ni de la izquierda… los sindicatos son
exclusivamente de los trabajadores”
Por eso exigimos...DEMOCRACIA
SINDICAL YA!!!
“EL TRABAJO QUE HOY FALTA ES POR LA KORRUPCION QUE NOS
OPRIME”
EN EL DIA DEL
TRABAJADOR SALUDAMOS A TODOS LOS QUE DIA A DIA SE SACRIFICAN PARA LLEVAR EL PAN A SUS HOGARES.
CLAUDIO CORREGIDOR SEC. GENERAL.
DIEGO RAMÓN SEC. ADJUNTO
DANIEL GONZALEZ TURU SEC. PRENSA Y DIFUSIÓN
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